La química ha traído innumerables beneficios a la
humanidad, basta con ver lo que se tiene en la despensa de una casa, y se
observará que los alimentos vienen acompañados con una serie de sustancias
desarrolladas por químicos para poder preservarlos y mantener su sabor. También
está presente en los productos de limpieza y de baño, en los colorantes que
tiñen nuestras ropas, en los medicamentos, en los productos de belleza, en
productos relacionados con la tecnología e infinidad de aplicaciones más.
La asocian a un montón de números y letras y palitos que
unen esas letras, por lo que simplemente me limito a decir que me gusta la
química, pero la realidad es más profunda.
La química está en todas partes y todos, consciente o
inconscientemente, somos químicos. Cuando cocinamos, cuando lavamos la ropa o
inclusive cuando respiramos estamos haciendo una gran cantidad de reacciones
químicas.
La diferencia entre hacer química inconsciente y hacerla
conscientemente es que, al hacerla con conciencia, damos espacio para mejorar y
crear productos químicos que facilitan la vida como mejores productos de
limpieza, mejores medicamentos e inclusive mejor alimentación (Helmenstine, Por wue es tan inportante la quimica, 2015).
Por supuesto, como todo, a la química se le puede dar un
buen uso así como un mal uso. Uno puede usar la química para fabricar
explosivos, venenos y drogas o productos contaminantes o uno puede usar la
química para fabricar fuegos artificiales, medicamentos o materiales
reciclables amigables para el medio ambiente.
La química es lo que nos ha permitido explicar
procesos que tienen lugar en la naturaleza, con la ayuda inseparable de las
leyes físicas por las que se rige toda la materia, además de las matemáticas
como herramienta que permite calcular con exactitud.
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